Celtiberian Style

Hubo un tiempo en este país en el que el colmo del glamour consistía en colocar en el comedor, (junto con las figuritas de Lladró, el cuadro de caza con galgos y un plato "Recuerdo de Mallorca") algún tipo de animal disecado: una liebre, una ardilla, una perdiz, un zorro,... o incluso una cabeza de ciervo o de jabalí si el dueño de la casa era aficionado a la caza.

Pero hubo quien que no se conformó con seguir las tendencias de decoración de la época y aportó su particular visión artística a este fenómeno tan setentero. Es el caso del propietario de esta liebre que, por obra y gracia de un taxidermista borracho, convirtió a una presa de cuatro patas en un cadaver erguido disfrazado de cazador, con su gorra, su escopeta, su canana e incluso sus botas de media caña.

No se sabe muy bien porque este genio, despues de abrir esta vía de experimentación artística, no decidió seguir profundizando en esta línea. Quizás pensó que nunca podría superar este hito en su carrera. Lo que está muy claro es que la fuerza de su obra perdura para siempre en el recuerdo de todos aquellos que llegan a contemplarla. Como le pasó a la señora de la foto, que quedó fascinada ante la visión de la liebre cazadora y desde entonces no se separa de ella ni para ir al baño.
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